¡Vivamos Pentecostés!

Pentecostés significa "quincuagésimo", porque se celebra cincuenta días después de la Pascua. Además, se le llamó Día de las Primicias y Fiesta de la Siega, porque al terminar la cosecha del trigo se ofrendaban dos panes del trigo nuevo. Ese día era una "santa convocación"; no se trabajaba y se hacían regalos a los pobres. Era una fiesta inclusiva, como lo muestra Deuteronomio 16:11: "y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habitare en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner allí su nombre

Ya para el tiempo del Nuevo Testamento los rabinos relacionaban esta fiesta con el momento en que Israel recibió la ley.

Fue durante la celebración de Pentecostés que se cumplió la promesa que a través de profetas y del mismo Jesús se había recibido. Dios envió su Espíritu Santo, y reunidos en aquel aposento alto unos ciento veinte recibieron la maravillosa gracia.

A eso de las 9:00 de la mañana ocurrió lo que Lucas narra en Hechos, capítulo dos: "Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen".

De esa manera nació la iglesia, que subsiste hasta hoy. Sin distinción de sexo, nivel social o edad, fueron llenos del Espíritu Santo.

En el Antiguo Testamento leemos de profetas y otros hijos de Dios sobre los cuales venía el Espíritu Santo. Pero el Pentecostés del aposento alto dio nacimiento a otra etapa en la vida de la iglesia. De manera que todo creyente tiene acceso a una relación directa con el Espíritu de Dios y a recibir dones del Espíritu que le capaciten para ser instrumento divino para la edificación del Cuerpo de Cristo.

La Biblia exhorta a todo creyente a ser lleno del Espíritu Santo y a procurar los dones espirituales. Esta experiencia no es privativa de cristianos especialmente dotados, sino que está disponible para todo aquel que creyendo la procure.

Es significativo que el pueblo de Israel celebrase esta fiesta al día siguiente del séptimo sábado después de la Pascua; esto es domingo, y que la resurrección de Jesús ocurriera igualmente en domingo. Siendo que la iglesia nace un domingo, no e cosa rara que continue reuniéndose primer día de la semana.

Pentecostés no es simplemente una fecha conmemorativa en la que recordamos lo que sucedió en el aposento alto. Pentecostés es para vivirlo. Durante cuarenta días después de su resurrección, Jesús se manifestó a sus discípulos y les habló del reino de Dios. Luego de lo cual los creyentes esperaban unánimes en ruego y oración. Fue en esa atmósfera que se cumplió la promesa. De seguro que este es un modelo para que nuestra búsqueda del Espíritu Santo sea exitosa.

En un mismo espíritu, en armonía, hemos de orar hasta ser llenos del Espíritu Santo.

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