¡Esto es personal!

Dios prometió derramar su Espíritu Santo sobre toda carne. ¿Cómo no abrazar una promesa tan maravillosa como esta? Durante varios años he estado motivando a las iglesias a volver a la celebración de Pentecostés. No podemos realizar la tarea que Dios nos ha encomendado sin ser llenos del Espíritu de Dios. He aceptado invitaciones de varios países y ciudades para celebrar "La Gran Fiesta", que así llamamos a la celebración de Pentecostés. Estos eventos están en el centro del corazón de Dios. Todo hijo de Dios debe procurar vivir lleno del Espíritu Santo.

La membresía en el Cuerpo de Cristo no es simplemente una expresión grupal; es algo absolutamente particular. Recordemos las palabras de Pablo: "Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular" (1 Corintios 12:27).

Cada uno tiene dones, talentos y capacidades dadas por Dios para ejercer ministerio. No puedo esperar a que otros decidan, debo responder a Dios y activarme. Usted es responsable ante Dios por sus dones y talentos. Hay tareas de bendición que solo usted puede realizar en el Señor. Permítame insistir, ¡esto es de personal y particular responsabilidad!

La Gran Comisión es definitivamente personal. "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:18-20).

Alguien podría descargar su consciencia diciendo que es responsabilidad de todos, que cuando otro haga entonces él hará, o que hay gente mejor capacitada para la tarea. Observe algunos detalles en los espectaculares versículos anteriores. Comienzan con una confesión del señorío de Cristo. Esta declaración viene de la boca del indiscutible Señor del universo, el que tiene toda autoridad, y con Él no se discute. Sobre la base de su poder y autoridad nos envía, estableciendo que quien obedece a este mandamiento tiene el respaldo del Todopoderoso Dios. Su presencia nos está asegurada mientras llevamos el mensaje de salvación, discipulando a las naciones.

La evangelización del mundo no se puede detener, no se puede delegar, se puede posponer. Es su responsabilidad y la mía. Unamos fuerzas y trabajemos por la salvación de las vidas. Tómelo personal.

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